domingo, 9 de octubre de 2016

LOS SASIOLA, LOS CONDES DE PEÑAFLORIDA Y EL BLOODY MARY




Miembros de la Real Sociedad Bascongada de Amigos del País (Comisión de Bizkaia)
durante su visita a la iglesia de Santa María de Deba. 

A principios de septiembre recibí la llamada de una persona a la que siempre he admirado: el polifacético doctor Ricardo Franco Vicario. Entre los muchos cargos profesionales, culturales o lúdicos que ejerce, Ricardo es vocal de la comisión bizkaina de la Real Sociedad Bascongada de Amigos del País.
Según me comentaba , el motivo de su llamada era que dicha comisión bizkaina de “la Bascongada”, encabezada por su presidente Lorenzo Goikoetxea, había organizado una jornada de visita al Geoparque de la Costa Vasca cuyo espacio geográfico comprende los municipios de Mutriku, Deba y Zumaia. Uno de los actos programados para dicho día era la visita a la iglesia de Santa María de Deba, una joya declarada Monumento Nacional en 1931, recién instaurada la República. Ricardo me solicitaba hacer de cicerone en aquella visita guiada, solicitud a la que accedí muy gustosamente.


Llegado el día señalado,  24 de septiembre, la visita tuvo lugar tal y como estaba previsto. En ella, más que dar a conocer los aspectos artísticos del monumental templo, me centré en dar a conocer la historia de Deba y sus gentes a través de las cinco capillas góticas de las, en el pasado, más relevantes familias de la villa: los Andonaegui, Zubelzu, Irarrazabal, Sasiola y Aguirre.
El recorrido por las capillas, transcurría con normalidad - sobra decir que con gran atención de los notables visitantes-  cuando llegados a la capilla del linaje de los Sasiola y tras dar mis explicaciones sobre la histórica familia me propuse entretener a los oyentes con dos acertijos referentes a personajes de esa familia.
El primer acertijo consistía en que estos adivinasen la relación existente entre los Sasiola y la Real Sociedad Bascongada de Amigos del País, institución a la que todos ellos pertenecían. El segundo, algo más estrambótico que el primero, consistía en adivinar la relación entre los Sasiola de Deba y el conocido cóctel “Bloody Mary”, según los expertos, uno de los mejores remedios para aliviar la resaca alcohólica.


DE LOS SASIOLA A LA REAL SOCIEDAD BASCONGADA DE AMIGOS DEL PAÍS

Sepulcro de Martín Ochoa de Sasiola, "el Tesorero" del Condestable de Castilla.
Entre risas, sonrisas y cruces de miradas, y viendo que ninguno de ellos daba con las respuestas me lancé a desvelar ambos enigmas.
Apoyado en el sepulcro del debarra Martín Ochoa de Sasiola, quien fuera tesorero del Condestable de Castilla don Pero Fernández de Velasco, algo así como un Cristóbal Montoro pero a lo grande y con pedigrí nobiliario, comencé a desgranar la historia de quien hace quinientos años había sido enterrado en él.
Martín Ochoa de Sasiola estuvo casado con María Martínez de Zarauz, nacida en Getaria en la casa-torre conocida como de Zarauz, edificio en ruinas situado junto a la parroquia de esa localidad y cuyos muros exteriores aún se conservan.
 De los hijos de ese matrimonio, uno de ellos, llamado Rodrigo Sasiola y Zarauz contrajo matrimonio con una joven llamada Jordana Manuel de Arancibia Zaldivar, nacida en la legendaria torre de Arancibia en Berriatua.
 Uno de los hijos de la pareja, Martín Ochoa de Sasiola y Arancibia, casó con María Eguino Areisti, natural de Azkoitia.

 
Jordana Manuel de Sasiola Arancibia
La única hija de éstos, Jordana Manuel  Sasiola-Arancibia Eguino, llamada como su abuela paterna, se casó con Juan Munibe Ortiz de Otalora, natural de San Andrés de Etxebarria y posteriormente residente en su nueva torre de Markina. Con ese matrimonio se unían los linajes de Sasiola y Munibe, dos linajes fundidos en uno y del que con el paso del tiempo descendería Xabier María Munibe e Idiaquez, VIII conde de Peñaflorida y fundador de la Real Sociedad Bascongada de Amigos del País.             
Tras los comentarios y para reafirmar más aún mis explicaciones desvelé a mis atentos oyentes lo que hasta entonces les había ocultado: la capilla-sepulcro de los Sasiola, hasta fechas relativamente recientes también había sido conocida como capilla de los condes de Peñaflorida por ser ésta de su propiedad. No contento con ello y para ayudarles a acrecentar todavía más su interés sobre la historia de aquella capilla les hice un curioso comentario acerca de un conocido personaje de la política actual, descendiente de los linajes  de Sasiola y Munibe. Se trataba del ex alcalde de Vitoria-Gasteiz y ex ministro  Alfonso Alonso Aranegui cuya familia, muy ligada aún al pueblo de sus orígenes,  es la propietaria de una de las casas más históricas y antiguas de Deba: la casa torre de Maspe.


DE LOS SASIOLA AL BLOODY MARY
La segunda de las adivinanzas:  el nexo entre los Sasiola  y el mundialmente conocido cóctel Bloody Mary dejó perplejos a los ilustres visitantes. Al ver que nadie daba con la respuesta, me dispuse a desvelarla.
Otro miembro de esa poderosa familia, Jofre Ibañez de Sasiola “el Bachiller”, pariente del “Tesorero” Sasiola allí enterrado, además de alcalde de Deba e importante mercader, fue miembro del consejo real de Castilla-León durante el reinado de los Reyes Católicos y primer embajador del reino castellano en Londres, cargo que ostentó en la capital inglesa en dos ocasiones; la primera en 1483, la segunda en 1491.
Estando a punto de jubilarse, los Católicos Reyes le encomendaron una última e importante misión: hacer de casamentero. La operación consistía en conseguir que el príncipe de Gales, Arturo Tudor, se casase con Catalina de Aragón, la hija pequeña de los reyes Isabel y Fernando.

Catalina de Aragón
Buenas y efectivas debieron ser las gestiones del ex alcalde de Deba para conseguirlo ya que en noviembre de 1501 se celebraba la boda entre los jóvenes príncipes. Pero lo que son las cosas. A los cinco meses de la boda muere Arturo y la joven castellana queda viuda. Pasarán siete largos años hasta que Catalina vuelva a casarse, esta vez con el hermano menor de Arturo, el rey Enrique VIII. Con él tendrá una hija: la futura reina de Inglaterra, María Tudor.
No andaban bien las cosas en Inglaterra por entonces debido al cisma con Roma y a la implantación del anglicanismo, lo que conllevó la muerte de numerosos clérigos y nobles fieles a la Iglesia Católica, Apostólica y Romana. Recordemos a Sir Thomas More, más conocido como Santo Tomás Moro, ajusticiado en la torre de Londres por orden de Enrique VIII tras ser acusado de alta traición al no prestar juramento a la Iglesia anglicana y oponerse al divorcio del rey con Catalina de Aragón.
Aquel baño de sangre debió quedar grabado en la mente de la joven heredera María, tan ferviente católica o más que su “Católica” y castellana abuela Isabel o su madre Catalina. Aquel fervor haría que tras acceder al trono, María se propusiese dar la vuelta a la tortilla no encontrando mejor forma de hacerlo que realizar una sangrienta escabechina entre quienes habían seguido a su padre Enrique y asesinado a toda una legión de opositores. Dicha escabechina le sirvió para que los anglicanos le adjudicasen el nada cariñoso apelativo de “Bloody Mary”  (María la Sanguinaria).

María Tudor
Y así llegamos al coctel  Bloody Mary, inventado según dicen en 1921 por el barman Fernand Petiot,  del establecimiento parisino “Nueva York”; un coctel elaborado a base de zumo de tomate y tan rojo como la sangre de los anglicanos ejecutados por orden de la reina María de Inglaterra y llamado así en honor de ésta.
Resumiendo: si Jofre, el ex alcalde de Deba miembro del Consejo Real de Castilla y embajador en Londres no hubiese realizado la gestión para casar en Inglaterra a la hija pequeña de los Reyes Católicos con Arturo, Príncipe de Gales, y más tarde con su hermano Enrique VIII, no habría nacido María Tudor, con lo que lógicamente tampoco habría corrido la sangre de numerosos anglicanos y la simpática María jamás hubiese sido apodada Bloody Mary y ,en consecuencia, el cóctel así llamado es posible que hubiese existido, pero eso sí … con otro nombre. 

                                              


EPÍLOGO
Lo pasamos muy bien en aquella visita, tanto ellos como yo. La pena es que tuvimos que andar ligeros pues la marea estaba subiendo y todavía les quedaba visitar la rasa mareal en el tramo de Zumaia. Aún así todavía nos quedó tiempo para la fotografía de rigor ante la monumental portada de santa María y para tomar un café.
Quedamos en que volverían otro día.
Y efectivamente, ayer contactaban conmigo vía correo electrónico, Xabier Orue-Etxebarria y Estíbaliz Apellaniz. Me comunican que vuelven el 15 de octubre, esta vez con una cuadrilla de amigos bizkaitarras. Serán bienvenidos. 

  
                      

lunes, 5 de septiembre de 2016

DEBA Y LA BALLENA


Escudo de Deba en la iglesia de Santa María.
Es el más antiguo de los escudos de la villa.
© Kaioa. (prohibida la reproducción)
El escudo de Deba, al contrario de lo que sucede en otras poblaciones costeras vascas, no muestra referencia alguna a la actividad ballenera desarrollada en el pasado en esta villa. No quiere ello decir que dicha actividad careciese de importancia en la economía de su puerto; antes bien, está documentalmente demostrada la entonces trascendental labor de los balleneros debarras no sólo en  aguas vascas sino, posteriormente,  también en aguas americanas.
La ilustración de José Ignacio Treku, muestra el despiece de una ballena en Deba.
Junto a una de las puertas de entrada a la villa, pueden apreciarse los hornos
donde se elaboraba el saín. En un plano medio, la partida de una lancha ballenera,
 y al fondo, la señal de humo en una de las atalayas.
© kaioa. (prohibida la reproducción)

   
Desde tiempos inmemoriales, el 23 de octubre, día de Santa Engracia, los marinos de de Itziar y posteriormente también los de Deba, celebraban una gran fiesta en Itziar coincidiendo con el inicio de la campaña de la ballena. Esa fiesta, en la que no faltaban las corridas de toros, se celebró hasta 1743, año en el que las Juntas Generales de Guipúzcoa, reunidas en Azpeitia, las prohibieron a petición del ayuntamiento de Deba alegando que ese día ocurrían demasiados escándalos.
Todavía hoy,  existe un lugar en Deba conocido como “Labatai”, nombre que proviene de la unión de las palabras “Labea” (horno) y “Atari” (portal). El origen del topónimo se debe a que en ese espacio, situado en el pasado fuera de las murallas de la villa pero junto a una de los portales de entrada a ésta, se encontraban los hornos donde era fundida la grasa de las ballenas cazadas por los marinos de Itziar y Deba desde los primeros siglos de la Baja Edad Media.
Era precisamente allí, un lugar entonces bañado por las aguas durante la pleamar, donde al bajar la marea se realizaba el despiece de las ballenas que llegaban a pesar hasta setenta toneladas. Tras el despiece, las tiras de grasa arrancadas a los cetáceos, se cocían en enormes calderas de cobre para ser  transformadas en saín (aceite).
El saín de las ballenas cazadas en nuestras costas y en aguas americanas,
era el combustible utilizado en aquella época y su valor era similar o incluso
superior al del petróleo en nuestros días.
© Kaioa. (prohibida la reproducción)
 


En un principio, la caza se realizaba en las cercanas aguas locales situadas frente al pueblo. Tras el aviso, mediante hogueras, de los vigías de las atalayas situadas en la falda de Santa Catalina, en Itsaspe y en Mendata, todas ellas interconectadas visualmente, las chalupas partían en persecución de la ballena franca glacial (Euskal balea), especie que llegaba a las aguas vascas hacia el mes de octubre para pasar el invierno y parte de la primavera en el Cantábrico. Generalmente la gente acudía a las rocas y zonas elevadas de la costa para observar y animar con sus gritos a los miembros de las diferentes tripulaciones que perseguían y arponeaban a las ballenas.
El hecho de haber sido el primer “heridor”  reportaba ciertos beneficios económicos para quien tenia ese honor. Tras la muerte del cetáceo, este era remolcado a puerto para ser descuartizado.


Restos de una de las atalayas balleneras debarras, la situada en Mendata (Deba).
Desde atalayas como ésta se daba hace siglos el aviso de la llegada
de los cetáceos a las aguas locales. Solían estar intercomunicadas entre ellas
a modo de telégrafo visual.  

El aceite (saín) de ballena era un combustible muy cotizado pues ardía muy bien, dando buena luz y prácticamente no producía humo ni olores.
Pero no sólo se aprovechaba la grasa. Aunque la carne de ballena, salvo la de las crías, no era del gusto de los vascos, tras ser puesta en salazón, esta era generalmente exportada a Francia. No sucedía lo mismo con la lengua, pieza muy codiciada por su exquisitez que a menudo iba destinada a gente muy pudiente o a sufragar los gastos de mantenimiento y obras de la iglesia.
También se aprovechaban las barbas y los huesos, utilizados para elaborar elementos de corsetería, objetos decorativos, muebles e incluso en la construcción.
Balleneros en tierras americanas,
indígenas americanos en Deba. 
A partir del siglo XV, comenzó la extinción de la ballena en nuestras aguas y los marinos debarras se vieron obligados a faenar, primero en aguas de Asturias o Galicia, y posteriormente en Islandia, Terranova, la península del Labrador y el Golfo de de San Lorenzo (Canadá). Deba se convirtió en un importante puerto ballenero, receptor del saín traído de tierras americanas, no solo por los barcos de la villa sino también por naves de otras poblaciones guipuzcoanas. En su puerto y en el cercano puerto fluvial de Altzola comenzaba la vía más corta hacia la Llanada Alavesa y la Meseta Castellana, importantes destinos de los productos de los balleneros vascos.

En azul, la ruta marítima y fluvial desde
Terranova y puertos guipuzcoanos al puerto
de Deba y al de Altzola. En rojo, la ruta terrestre
hacia la Llanada Alavesa y tierras de Castilla.
© Kaioa. (prohibida la reproducción)

Es numerosa la documentación existente sobre balleneros debarras en tierras americanas. Apellidos como los Arriola de Urasandi, Irarrazabal, Sorasu, Sorarte, Zubelzu … llenan muchas páginas de la documentación de la época.  
Hasta hace unas décadas, entre los exvotos conservados en la sacristía de la iglesia de Itziar, se conservaba un testimonio de las andanzas de nuestros balleneros en Terranova. Se trataba de una canoa india o esquimal que por desgracia desapareció durantes las reformas realizadas en la sacristía de dicho templo hacia los años sesenta o setenta del pasado siglo XX. La explicación a este hecho puede encontrarse en el relato que en 1769 realizaba el vicario de Deba Pedro Joseph Aldazabal Murguia. Según él, en 1620 mientras el capitán Francisco de Sorarte, natural de Itziar, navegaba por las costas de Terranova, se encontró con unos nativos que viajaban en una canoa. Se trataba de un matrimonio y su hija quienes tras ser apresados y embarcados en el ballenero vasco fueron traídos a Deba. El hecho quedaba avalado por el libro de partidas de bautismo de la iglesia de Itziar donde un tiempo después de la llegada de los nativos se hacía constar el bautizo de una mujer “ que traxo  de tierra nueva, el capitán Francisco de Sorarte”.
 
La histórica fotografía, perteneciente al archivo de la familia Aguinagalde,
muestra entre otros exvotos de la sacristía de Itziar, la canoa traída por
 el capitán ballenero Francisco de Sorarte en 1620. Dicha canoa, probablemente
un kayak, estaba forrada con pieles, seguramente de foca.
Foto: cortesía de Daniela Angeli.


martes, 16 de agosto de 2016

SOBRE LA RELIQUIA DE SAN ROQUE Y OTRAS RELIQUIAS DE LA VILLA DE DEBA





Ermita de San Roque,16 de agosto: devoción y tradición. En la imagen,
 el sacerdote debarra Josean Larrañaga da a besar la reliquia del santo a Patxi Alzibar.

El origen de la veneración a las reliquias religiosas se pierde en la oscuridad de los tiempos. Debió nacer cuando hace muchos miles de años la fe del ser humano se basaba en creencias y ritos de tipo animista.
Hoy día prácticamente todas las grandes religiones, incluidas la cristiana, la musulmana y la budista, siguen dando culto a esos restos a los que, en ocasiones, el fervor popular ha atribuido poderosas propiedades  milagrosas.
Ese fervor ayudó a que durante la Edad Media la importancia de las iglesias se midiese según el número y calidad de sus reliquias, lo que propició que se organizase un lucrativo negocio en torno a éstas, gran parte de ellas, dicho sea de paso, falsas. Un templo con reliquias importantes atraía a numerosos fieles lo cual se traducía en numerosas dádivas y limosnas por parte de los devotos.

Como dato curioso decir que aún hoy, a lo largo de toda Europa se conservan “reliquias” tan "interesantes" como los pañales, el cordón umbilical, el prepucio y más de sesenta y cuatro dientes de leche del Niño Jesús, diversas ampollas con gotas de leche de la Virgen así como uno de sus brazos, las colas de dos asnos que llevaron a Cristo, dos plumas y un huevo del Espíritu Santo tras convertirse en paloma, varias plumas de los arcángeles San Miguel y San Gabriel, dos botellas con un suspiro de San José y un estornudo del Espíritu Santo, o un trozo del mismísimo barro con el que fue creado Adán, que no es moco de pavo.

Pero a estos curiosos, divertidos y anecdóticos datos no escapa el municipio de Deba.
En el capítulo VI del libro “Breve Historia Del Mas Luminoso Astro, Y Brillante Estrella De La Mar, La Milagrosa Imagen De Maria Santisima De Iziar”, escrito en 1767 por don Pedro Joseph de Aldazaval y Murguia, vicario de Deba, éste hace un pormenorizado relato de las reliquias donadas en tiempos pasados por ilustres hijos de la villa al santuario de Itziar y a la iglesia de Deba. Debido a su interés transcribo directamente algunos párrafos.
 “ Entre otras Reliquias, que se veneran en este Santuario, es muy singular, e insigne una Cabeza entera de las once mil Virgenes, que desde Flandes embió á esta Parroquia, con el correspondiente adorno, año de 1580, Don Juan de Lastur hijo de esta Villa de Deva, y Thesorero de los Reales Egercitos en aquellos Paìses, y assi mismo otra Cabeza para la Parroquial Matriz de la misma Villa”.



En la imagen, dos relicarios conservados en la iglesia de Deba y que curiosamente
 están datados como del año 1580, el mismo año en el que Juan de Lastur envió
 desde Maastricht los cráneos pertenecientes a dos de las “once mil vírgenes”
 (en realidad eran once: Santa Úrsula y diez compañeras más) martirizadas en el siglo V por los hunos.
 ¿Serán estos los relicarios que albergaron los citados cráneos?. Realmente es muy probable. 


El envío de Juan de Lastur incluía también  “tres Cavellos de la propia Cabeza de la Gloriosisima Virgen Nuestra Señora, y una parte del verdadero Madero de la Santa Cruz, y parte de la Cabeza del Glorioso San Andres, y un huesso de San Gervasio, Patron de su Iglesia (en Maastricht), y de los huesos de San Blas Martyr, y otras Reliquias de mucha veneración”.  
Todas las reliquias fueron enviadas desde la ciudad de Masstricht, Países Bajos, el 15 de marzo de 1580, con sus correspondientes certificados de autenticidad y el aval de las más altas jerarquías eclesiásticas.
Desgraciadamente, aunque parece confirmado que las reliquias efectivamente llegaron a Itziar, en 1767 estas habían desaparecido, según el vicario Aldazabal Murguia, “o por el sacrílego hurto de algún desalmado, o por el descuydo de mirar por ellas con devida atención, o por ambos motivos juntos”.
 
En  1607, otro debarra, el jesuita Pedro de Aguirre, enriquecía la colección de reliquias del santuario de Itziar con una nueva remesa procedente de iglesias y catacumbas de Roma. Dichas reliquias se presentaron en Itziar “con la mayor pompa, y solemnidad en 15 de Agosto” de ese mismo año. Entre esas reliquias se encontraban  “Una Costilla entera de los Martyres de San Calixto en la Iglesia de San Sebastian de Roma…, un Huesso de la Canilla de los mismos Martyres; otro de San Primo Martyr; otro huesso de Santa Lucia Virgen, y Martyr; otro de San Paternio Martyr; otro de San Ignacio Martyr; otro de San Thimoteo Martyr; otros ocho de los Santos Martyres San Leon, San Alifax, San Jacinto, San Pio, Santa Liberata, San Valerio, y San Antonino, y otras muchas Reliquias de Santos Martyres, cuyos nombres se ignoran”.

                                                                      
Reliquia de San Roque
conservada en Deba


Poco a poco con el paso del tiempo se han ido perdiendo la mayoría de todas aquellas reliquias. A pesar de ello aún quedan algunas como la del santo patrono de la villa de Deba, San Roque,  que es dada a besar a los fieles el día de su festividad, 16 de agosto.
Nadie sabe si la reliquia de nuestro santo es auténtica o si es “auténticamente falsa”, pero eso es lo de menos. La importancia de una reliquia no estriba en la reliquia en sí, sino en lo que encierran la vida, los hechos y los méritos del santo o persona de quien proceden o se dice que proceden. La auténtica  reliquia se encuentra en el mensaje, en el ejemplo que aquella persona pudo dejarnos.
Se dice que San Roque, hijo del Gobernador de Montpellier, por entonces territorio perteneciente al reino de Mallorca, lo tenía todo en la vida. A pesar de ello, tras vender todos sus bienes y dar lo recaudado  a quienes nada tenían, decidió dedicarse a ayudar a los apestados, convirtiéndose así en una verdadera ONG ambulante.
 
Creo que la historia me suena. En realidad la historia siempre se repite y mientras estos días disfrutamos de las fiestas de nuestro santo patrono, presiento que hay muchos San Roques, hombres y mujeres, ayudando a quienes hoy son tratados como verdaderos “apestados”. Roques salvando a los refugiados que llegan a la isla griega de Lesbos; Roques acogiendo a quienes buscando una vida digna atraviesan en barcazas y en pateras las aguas del Mediterráneo o del  Estrecho; Roques que arriesgan y pierden sus propias vidas por salvar las de otros en numerosos países en guerra; Roques que se dejan el pellejo trabajando por los demás, por los desposeídos, en los lugares más inhóspitos y olvidados del mundo ... incluso en el mismísimo corazón de la vieja Europa.

   
Deba, 16 de agosto. Imagen de San Roque en procesión hacia su ermita.




lunes, 13 de junio de 2016

Mi reencuentro con el capitán Ángel Pérez.


         LA CASUALIDAD, LA MEMORIA Y EL RÍO VITAL



Hace unos días asistí a la presentación del libro Pompilio Madrigal, última novela del autor hispano-argentino José Ángel Romano Pérez. El acto con gran asistencia de público tuvo lugar en el Salón de los Espejos del histórico palacio de Aguirre, en Deba.
Una semana antes me había enterado del evento a celebrar a través del responsable de cultura y archivero del Ayuntamiento debarra, Raimundo Amutxastegi.


Deba, 6 de junio de 2016. Presentación de la novela "Pompilio Madrigal" de José Ángel
Romano Pérez.

Fue él quien me informó sobre la existencia y orígenes del autor argentino, orígenes que curiosamente al igual que algunos pasajes de su novela tenían mucho que ver con nuestro pueblo. En un momento dado, Amutxastegi hizo mención a cómo la familia del autor, concretamente su bisabuelo materno, había tenido farmacia en Deba.

Rápidamente saltaron como chispas en mi cerebro las palabras " Farmacia" y "Pérez" que, unidas ambas, me hicieron rememorar unas vivencias y a unos personajes de los que siempre he guardado un cariñoso recuerdo.
¡ Y lo que son las cosas!, el autor de Pompilio Madrigal era sobrino de Ángel Pérez García, una persona a la que jamás he olvidado. Pero mejor entrar en la historia.

La historia comienza hace casi cuarenta años cuando yo contaba veinticuatro. Había embarcado como oficial de radio a bordo del "Vega de Guernica", un pequeño buque matriculado en Bilbao que hacía la ruta entre Málaga y los puertos argelinos de Jijel, Skikda y Bejaia transportando sémola de trigo. Era mi primer embarque como oficial y aquella responsabilidad conllevaba la inseguridad del novato.


El buque "Vega de Guernica" donde navegué con Ángel Pérez.

Me presenté ante el capitán, un hombre que por su edad podría ser mi padre y que a primera vista me dio la sensación de ser un hombre tranquilo y sobre todo, una buena persona. Se llamaba Ángel Pérez García y era de Madrid.
Cuando le comenté que yo era de Deba, esbozó una amplia sonrisa y me dijo: "mi abuelo tuvo farmacia en Deba". Aquella circunstancia hizo que ambos nos sintiésemos complacidos. Fue un buen comienzo; teníamos algo en común.
Ángel Pérez estaba acompañado a bordo por su esposa, Isabel, y dos de sus hijos: una jovencita de unos trece años, Isabel, y un muchachito de unos diez, Raimundo.



La imagen de Ángel Pérez corresponde a la época en que nos conocimos.

Puente de mando del "Vega de Guernica". En el centro de la imagen,
el autor de este artículo; a la derecha Isabel, la hija de Ángel Pérez;
 a la izquierda, el timonel.


Ángel con sus hijos Isabel y Raimundo.

Recuerdo aquellos viajes de apenas día y medio de navegación como si fuesen un crucero de placer. Mi responsabilidad al entrar a puerto y mientras el buque descargaba se limitaba a salir de excursión por los alrededores, a coger almejas en la playa y a tomar el sol con los dos mozalbetes.
Fueron vivencias maravillosas pero desgraciadamente breves pues al poco tiempo desembarcaron Ángel y su familia y algo más tarde yo.
Fue la última vez que nos vimos; hace unos días me enteré de que tanto Ángel como su esposa fallecieron hace tiempo, pero aún así, gracias a la presentación de la novela Pompilio Madrigal, hemos vuelto a reencontrarnos de alguna forma.


De izquierda a derecha: el autor de este artículo, el primer oficial
 del Vega de Guernica cuyo nombre he olvidado, Isabel madre, Isabel hija
 y el pequeño Raimundo. La escena corresponde a una excursión a la playa
en un puerto argelino. Ángel Pérez no aparece por ser el autor de la fotografía. 



Isabel Bustamante con sus dos retoños: Isabel(ita) y Raimundo.

En la presentación de su libro José Ángel Romano habló emocionado de sus orígenes debarras. De cómo su bisabuelo, un burgalés llamado Eulogio Pérez Hermosilla y su esposa, una gipuzkoana del Alto Deba llamada María Zubizarreta habían regentado durante años (hasta el año 1894) la farmacia de Deba. De cómo tres hijos de ese matrimonio, entre ellos el padre del capitán del "Vega de Guernica" y la abuela materna del escritor argentino, habían nacido en Deba, concretamente en la calle Cordelería, datos que fueron corroborados en el archivo municipal mediante las partidas de nacimiento.


Calle Cordelería, Deba. Probablemente fue
en la casa de la derecha o de la siguiente, donde
habitó el matrimonio Pérez-Zubizarreta y también donde
nacieron tres de sus hijos. Al fondo, a escasos cuarenta metros,
se aprecia la casa de la farmacia.

Durante la presentación del libro en la que intervinieron, además del autor, el alcalde de Deba, Pedro Bengoetxea y el abogado Eduardo Garcia, se repitieron los conceptos "Casualidad", "Memoria" y "Río Vital". Estos tres conceptos sintetizaban las circunstancias que habían hecho que después de ciento veintidós años desde que Eulogio Pérez Hermosilla, boticario de Deba, dejase esta población para marchar a Morata de Tajuña, un biznieto suyo presentase en ella su última novela.
Sí; también fue para mí  algo muy especial, porque en la "memoria" de mi vida, la "casualidad" ha hecho que mi relación, primero con Ángel Pérez, su esposa Isabel y sus hijos, y más tarde con José Ángel Romano Pérez, el sobrino del capitán del "Vega de Guernica" hayan pasado a formar parte de mi "río vital".

Porque ¡qué cosas nos depara la vida! desde hace cerca de treinta años vivo en el tercer piso del edificio de la farmacia, en la Plaza Zaharra; la misma que hasta hace unos años regentaron los Barrera, mucho antes los Muguerza, y antes que todos ellos los Perez-Zubizarreta: los abuelos del capitán Ángel Pérez. 


El edificio de enfrente, la casa de Arteaga, es
comúnmente conocido en Deba como "casa de la
farmacia". La antigua farmacia de los Perez-Zubizarreta
estuvo ubicada en los bajos de este edificio.
La fotogrifía tiene más de un siglo. Plaza Zaharra de Deba. Al fondo a mano
derecha, bajo los toldos, la antigua botica.
 Hacía unos años que los Pérez-Zubizarreta habían dejado Deba para instalarse
 en Morata de Tajuña.  

El edificio de la antigua farmacia en la Plaza Zaharra en cuyos bajos se situaba
la farmacia es el cierre del círculo de mi relación con el capitán Ángel Pérez.
El destino quiso que yo habite en el tercer piso del edificio donde se encontraba
  la farmacia de sus abuelos.



¿Quién fue Ángel Pérez García?

Ángel Pérez, con uniforme, en el cuarto de derrota probablemente
a bordo del "Cabo de Buena Esperanza" barco de pasaje
 de la compañía Ibarra.

Han tenido que transcurrir casi cuarenta años para que, gracias a su sobrino, José Ángel Romano Pérez, haya podido enterarme de quién fue realmente aquel capitán del "Vega de Guernica". 
Perteneciente a una saga de farmacéuticos y veterinarios, Ángel Pérez García nació en Casas Ibañez, Albacete, el 24 de septiembre de 1925. Era hijo de Ángel Pérez Zubizarreta, veterinario y alcalde republicano de Morata de Tajuña aunque nacido en Deba, desde donde habían llegado sus padres, Eulogio Pérez Hermosilla y María Zubizarreta.

El alcalde de Morata de Tajuña fue víctima de las garras del franquismo durante la Guerra Civil, ya que a pesar de haber demostrado una integridad ética ejemplar y haber intervenido para evitar el derramamiento de sangre en aquella localidad, no tuvo más remedio que escapar hacia el exilio con su familia; primero a Francia donde conocieron la miseria de los campos de concentración, más tarde a Méjico, y parte de su familia a Argentina.

Haré un paréntesis para comentar otra de las casualidades que rodean a esta historia.
Cuando José Ángel Romano Pérez me refería la estancia de su abuelo en Méjico, hizo un comentario relativo a cómo éste era amigo del famoso futbolista de la selección nacional de futbol de Euskadi, Isidro Lángara. Para mí fue una sorpresa pues, curiosamente, también lo era de un hermano de mi padre exiliado en Méjico, Francisco Turrillas Bordagaray, primer director del periódico editado por el Gobierno Vasco en aquel país: "Euzko Deya". Es más, le comenté que yo aún guardaba una carta de Lángara dirigida a un hermano mío.
Engañado por falsas promesas de respetar su vida, el padre de Ángel Pérez regresó del exilio mejicano pero al llegar a España fue encarcelado, muriendo al poco de salir de prisión.

Hacia el año 1943 Ángel debió ingresar como alumno en la Escuela Náutica de Tenerife y tras finalizar sus estudios en junio de 1945 embarcó como alumno en prácticas el 30 de enero de 1946; lo hizo a bordo del buque "Condecorado". Posteriormente, también como alumno, lo haría a bordo de los buques Cabo de la Plata", "Cabo de Creux", "Cabo Silleiro" y "Cabo de Hornos".  
Tras realizar las prácticas, el 27 de julio de 1950 se tituló como piloto en la Escuela Náutica de Bilbao, y en enero  de 1958 como capitán, en Madrid.  

En junio de 1963 Ángel hizo un breve paréntesis en su vida para casarse en agosto con Isabel Bustamante, una joven extremeña residente en Madrid. Había desembarcado del "Bera" un petrolero sueco que hacía la ruta entre Polonia y el Mar Negro. Tendrían tres hijos: Isabel, Ángel y Raimundo. 


Historial profesional de Ángel Pérez. Como se
puede apreciar, navegó en 57 barcos.

Según he podido comprobar en su historial profesional a lo largo de su vida marítima navegó en 57 buques, un dato que como diría su hija Isabel, no está nada mal para ser un chico de Albacete. 
Tras una larga vida navegando por todos los océanos, se jubiló en septiembre de 1984.
Ángel, el viejo lobo de mar, el nieto de Eulogio Pérez Hermosilla y María Zubizarreta, los boticarios de Deba, inició su última singladura, la más larga, el 12 de junio de 2008. Sus restos reposan junto a los de su esposa y su abuelo en el cementerio de Morata de Tajuña. 
Mi recuerdo más cariñoso a todos ellos. 

                   

Cementerio de Morata de Tajuña. Panteón donde reposan
los restos de Eulogio Pérez Hermosilla (farmacéutico de Deba),
su nieto Ángel Pérez, el capitán del "Vega de Guernica"
 y la esposa de éste, Isabel Bustamante.




Una curiosidad: uno de los hijos del matrimonio compuesto por Eulogio Pérez Hermosilla y la guipuzcoana María Zubizarreta, farmacéuticos de Deba, pasó a residir en la población cacereña de Trujillo donde, al igual que su padre, también ejerció como farmacéutico.
Para no perder el apellido  "Zubizarreta", la rama extremeña decidió unir los apellidos Pérez y Zubizarreta, convirtiéndolos en uno sólo: en su primer apellido. En la actualidad son numerosos los Pérez Zubizarreta en esa población; también los hay farmacéuticos. Todos ellos son descendientes de un debarra; de un hijo del boticario de Deba.   






      

viernes, 8 de abril de 2016

NOSOTROS LOS TURRILLAS.



NOSOTROS LOS TURRILLAS

Siempre me he sentido orgulloso de mi apellido, y mucho más a partir de haber profundizado en su historia.
Gracias a la facilidad que hoy nos proporcionan las modernas redes sociales, a menudo me llega información sobre la existencia de gentes que habitan en los lugares más dispares del globo y que como antes mi padre, José Turrillas Bordagaray, y ahora yo, mis hermanos y mis hijos, se apellidan Turrillas. Acordándome de todos ellos, de todos los Turrillas, me he decidido a plasmar algunas referencias históricas sobre nuestro apellido, sobre nuestra historia. 

Escudo de armas de los Turrillas.
 Cuartelado: primero y cuarto, de plata,
 con una cruz flordelisada, de azur,
y segundo y tercero, de gules,
 con un escudete de plata,
 con el jefe de azur.





No falta quien ha querido ver una raíz "eúskara" en este apellido, situando su origen en la palabra "urra" (avellana) , y "urrilla", que junto a la "T" protética pudiera haber formado el apellido Turrillas (Avellaneda). Pero los documentos más antiguos y las teorías más modernas parecen desechar  este argumento.
A pesar de ser un apellido netamente vasco, su origen es absolutamente latino, más concretamente románico; tan latino y a la vez tan vasco como lo son los nombres de las poblaciones navarras de Arakil (del latín "Ara coeli"), o Muniain (del onomástico latino Munius transformado posteriormente en Munio), o latino también como lo fue la lengua hablada, además del euskara, en los primeros siglos del Reyno de Pamplona: "el Romance Navarro".
Creo necesario mencionar que los primeros documentos escritos del reino pirenaico lo son tanto en Latín como en Romance Navarro y en Occitano.


La foto de Simeón Hidalgo Valencia
muestra la clave del arco de la casa de
Hualde  en la que está tallado el escudo
 de armas de los Turrillas. No es descabellado
pensar que esta clave originalmente pudiera
haber estado ubicada en el edificio conocido
como "antiguo palacio".


Etimológicamente el apellido Turrillas procedería del sustantivo latino "turris" cuyo significado es el de "torre". Las "turris" eran torres de vigilancia y defensa  construidas en tiempo del Imperio Romano. Solían estar situadas en lugares elevados o en puntos estratégicos y vías de comunicación.
Fueron al parecer esas "turris" las que dieron lugar a apellidos como Turrillas, Turryellas, Torrelles, Torrellas o Torres, todos ellos con la misma raíz latina, y hoy extendidos por la geografía vasca, catalana, hispana o incluso americana. Fueron también otras torres, las de los “jauntxos” o señores medievales, éstas ya posteriores, las que dieron lugar a apellidos tan “euskaldunes” como Torreaga, Dorreaga, Dorregaray, Torreluze, Torrezabal o Torrontegi, todos ellos con la misma raíz latina que Turrillas.


Placa de cerámica situada en el muro de una de las casas de Turrillas.
                           
Y debió ser también una, o quizás varias de aquellas primitivas “turris” las que dieron nombre hace ya muchos siglos a la población navarra de Turrillas, situada en el valle de Izagaondoa, al pie de la carretera que discurre entre Aoiz y Lumbier. De ella dice la Gran Enciclopedia  Navarra  que es “Antiguo lugar de señorío nobiliario, documentado ya a comienzos del siglo XII”.

Recuerdo que hace años, cuando mis hijos eran muy pequeños, visité por primera vez el pequeño pueblo de Turrillas. Para mí, un gipuzkoano con genes navarros fue algo parecido a cumplir con una obligación; me sentí como el musulmán que por primera vez visita la Meca. Aún recuerdo que charlando con un matrimonio del pequeño pueblo, me comentaron que la escuela, ya en desuso desde hacía muchos años por falta de niños, había sido construida con las piedras del castillo.



En un interesante trabajo sobre las casas del valle de Izagaondoa, publicado por Simeón Hidalgo Valencia en su magnífico blog cultural, este hace referencia al edificio conocido como "antiguo palacio" de Turrillas, y dice que "ha venido a menos de su antigua gloria y linaje". También dice que " la imaginación puede ayudarnos a levantar la torre que algunos de nuestros mayores llegaron a ver".
Personalmente opino que el "castillo" del que se sacaron las piedras para la edificación de la escuela del pueblo debió ser éste, y que en realidad la antigua torre o castillo debió ser destruida tras la invasión y posterior conquista de Navarra por las tropas castellanas en 1512, quedando tan sólo la base de la antigua torre.  



Edificio conocido como "antiguo palacio" en Turrillas. ¿Son éstos los
restos de la antigua torre de Turrillas que dieron origen al apellido?.
                                                                     

  Los Turrillas en la historia

Antes de nada creo importante mencionar que a veces, en los documentos más antiguos, el mismo Turrillas, bien se trate de personas o de la población navarra, aparecen citados de diversas maneras tanto en los textos escritos en romance navarro como en occitano, latín, francés o castellano antiguo: esto es Turrillas, Turrilles, Turrieyllas, Torrelles o incluso Torrellos.
Interesado por  ahondar en la historia de nuestro apellido me di el gusto de buscar y rebuscar referencias históricas de todo tipo; desde documentación antigua a libros, o ensayos de diversos autores.

El primer Turrillas del que tengo conocimiento aparece citado en un documento navarro fechado el año 928. Se trata de la confirmación de la demarcación de Benasa (Navarra) y Catamesas (junto a Sos del Rey Católico, actualmente provincia de Zaragoza),  realizada durante el reinado de Fortún Garcés, y corroborada por Jimeno Garcés y García Sánchez I.  El documento está firmado por Salitu de Turrillas. 

El segundo Turrillas del que tengo noticia aparece en el cartulario de Albelda (actualmente, Comunidad de La Rioja). Tres documentos del citado cartulario  del año 1063, aparecen firmados por “Fortunio Eximinones in Turrilias. Curiosamente como veremos más adelante, la firma de algún Turrillas como notario del Reyno o de la ciudad de Pamplona será una tónica habitual a lo largo de los siglos.

El tercer Turrillas del que tengo referencias  es un interesante personaje llamado Ximen Garzeiz de Turrillas.  
Aparece citado en diversos documentos y libros como protagonista de un hecho real, probablemente acaecido entre los años 1065 y 1075, durante los reinados de Sancho Garcés IV de Pamplona (Navarra) conocido como el de Peñalén, y el  de Sancho II o Alfonso IV de Castilla.  
El caso es que durante esos reinados tuvieron lugar varios conflictos armados por el dominio de varios castillos fronterizos entre los reinos navarro y castellano; uno de ellos el de Pazluengas (Pazuengos, La Rioja).

Al parecer uno de esos conflictos se dirimió según cuentan las crónicas navarras y castellanas mediante lo que se denominaba “Juicio de Dios” u “Ordalía” es decir, la lucha a muerte entre dos caballeros;  en este caso  entre los alféreces de los reyes de Navarra y de Castilla, Ximen Garzeiz de Turrillas y Rodic Diaz de Vivar, más conocido como el “Cid Campeador” o “Mio Cid”.
Este tipo de duelos era muy normales por entonces, ya que con ello se evitaba la lucha entre dos ejércitos y en consecuencia, la pérdida de muchas vidas humanas.
Esta es la narración de los hechos en la Crónicas Navarras (1154-1194), en los que tras más de una hora de lucha, primero a caballo y después pié a tierra, el caballero navarro llevó las de perder.

“Pues combatió Rodic Diaz por su seinor el Rey Don Alfonso con Ximen Garceiz de Turrillas, qui era muy buen Cabero, & matolo”.

También las crónicas castellanas relatan de forma parecida los hechos; así aparece narrado en la Primera Crónica General de España, escrita en 1289:

«Esse anno  otrossi lidio Roy Diaz el Cid con un caullero de los meiores de Nauarra, que auie nombre Xemen García de Torrellos, un por otro, por
su sennor el rey don Alffonso, sobre el castiello de Pazluengos
et otros castiellos, et uenciol; et ouo el rey don Alffonso los castiellos.”

           
La imagen, ligeramente retocada en la veste y el escudo del caballero de la derecha,
corresponde a la película "El Cid" y podría representar la lucha u "ordalía" entre el Cid
 y Xemen Garzeiz de Turrillas. Este último luce en su veste el amarillo con el símbolo
(el águila negra de los Pirineos o "Arrano beltza") del antiguo reino de Pamplona. El escudo
de Xemen, alferez del rey de Navarra, muestra las armas de los Turrillas.

Avanzando cronológicamente, vemos como numerosos documentos del reino navarro y de la ciudad de Pamplona vienen avalados y firmados por un buen número de notarios con el apellido Turrillas; probablemente todos ellos fueron miembros  de la misma saga; entre ellos tenemos a Garzia de Turrillas, Andreu Martiniz de Turrillas, Pedro Martiniz de Turrillas, y Martín Peritz de Turrillas, este último el más importante por el volumen de documentos en el que aparece como “Notari publjc e jurat del conseyll de la cjutat de la Navarriria de Pomplona”.

Y así llegamos hasta el reinado de Carlos II “el Malo”; con él se instauraba la dinastía de la casa francesa de Evreux en Navarra. El sobrenombre no le era gratuito ya que al poco de comenzar su reinado, con tan solo 17 años, hizo demostración de sus dotes ahorcando a ocho miembros de la democrática junta de labradores de Miluce y despeñando y azotando a otros muchos. El hartazgo de la población debido a los impuestos abusivos a los que era sometida hizo que en 1386, estando ya a punto de morir, tuviese lugar un hecho tan relevante como poco conocido en la historia de Navarra. Se trató de una verdadera revuelta social cuya intención fue la de derribar la monarquía navarra y estuvo  encabezada por Andrés de Turrillas, muy probablemente familiar de alguno de los conocidos notarios. Los hechos duraron veintidós días al cabo de los cuales el líder Turrillas fue detenido, ahorcado y descuartizado.
Es curioso el tratamiento que se hace de los hechos en la “Crónica de los Reyes de Navarra” escrita, claro está, por el Príncipe de Viana, o en los “Annales de Navarra”, en los que el rey “malo” es el santo, y Turrillas el diablo rebelde.
Así relatan los Annales de Navarra los hechos acaecidos :

“Assi sucedió en Pamplona: un hombre de poca esfera, llamado Andres de Turrillas, y algunos otros, que se le agregaro, pareciéndoles que ya el Rey no era mas, que una sombra de sy mismo, y que era buena ocasión para gobernar ellos la Republica, y remediar los males, ò verdaderos, ò imaginarios de ella, sembraron entre los demàs vecinos una muy perniciosa zizaña contra los Burgueses de la Ciudad (assi llamaban en aquel tiempo à los Regidores) sobre la tassa de las cosas, y entrada de ellas, y sobre la mala administración de las rentas publicas: esparcieronla también en los lugares de la comarca, y brotò en motin general, que durò veynte y dos días con grandes escándalos, y daños. El Rey, que aun tenia alma en el cuerpo, dio con mucha prudencia, y presencia de espíritu los ordenes convenientes, para que los Alcaldes de Corte, sin que los amedrentasse el furor popular, hiziessen justicia de los amotinados. Hizieronla con efecto, mandando ahorcar, y desquartizar à Turrillas, y à otros tres de los mas culpados…” 

Curiosamente a los pocos días del ajusticiamiento de Andrés de Turrillas murió el rey navarro. Y aunque murió en la cama lo hizo de forma trágica pues al galeno de la corte no se le ocurrió mejor cosa para aliviar los males y atroces dolores del monarca que envolverlo en una sábana impregnada de aguardiente. El asunto terminó mal pues la llama de la lamparilla del galeno hizo que los vapores desprendidos del licor inflamasen los regios lienzos, muriendo el “rey malo” literalmente achicharrado. Siempre he pensado que aquella muerte fue consecuencia de una maldición de  Andrés de Turrillas.

Dando un gran salto en el tiempo hasta llegar a comienzos del siglo XX, no quisiera pasar por alto a otro Turrillas, también éste tan luchador como los anteriores: Francisco Turrillas Bordagaray, hermano de mi padre.
Nacido en Donostia-San Sebastián, trabajó como redactor del periódico La Voz de Guipúzcoa. Al declararse la Guerra Civil se enroló en el batallón Euzko Indarra de ANV (Acción Nacionalista Vasca) del que fue comisario político, ejerciendo al mismo tiempo como corresponsal de guerra y redactor del periódico Tierra Vasca.
Encarcelado tras la rendición de Santoña, fue juzgado y condenado a muerte en la prisión del Dueso de donde se fugó pocas horas antes de ser ejecutado, llegando a pie hasta San Juan de Luz. Expulsado por las autoridades francesas, después de pasar un año oculto en Donostia,  consiguió llegar a pie hasta Lisboa y desde allí pasar a México tras vivir numerosas y arriesgadas peripecias.






Francisco Turrillas Bordagaray pocos años antes de su muerte,
durante la única visita que realizó a su amada Donostia en todo
su largo exilio mejicano.

Ya en Mexico, fue fundador y primer director de “Euzko Deya”, en contacto directo con el navarro  Manuel de Irujo, por entonces miembro del Gobierno Vasco en el exilio y refugiado en Londres.
Fue también editor y director de la revista “Cancha”, y colaborador con numerosos medios periodísticos mejicanos de la época.
Entre sus libros destacan “Sobre el Mismo Lodo”, “La Pelota es Redonda”, “Sirimiri” y “Neuk”; en este último relataba la interesante vida de quien fuera campeón de cesta punta, el pelotari ondarrutarra Guillermo Amuchastegui.
Curiosamente, una conocida empresa cinematográfica norteamericana quiso realizar un largometraje basado en otro de sus libros: “Sobre el mismo lodo”, libro autobiográfico en el que relata su estancia en el penal del Dueso así como su fuga y vicisitudes hasta llegar a Mexico.

Francisco Turrillas Bordagaray, administrador  durante años del Centro Vasco de Mexico D.F , y a quien el escritor Miguel Pelay Orozco definió como “periodista de pluma muy suelta y galana”,  falleció en la capital mexicana el año 1987 siendo enterrado en el panteón del Centro Vasco, el mismo en el que en 1919 había sido enterrado el famoso tenor bizkaino Florencio Constantino Carral.

   
No quisiera acabar este breve recorrido por la historia dejando una sensación
ácida que nos lleve a pensar que los Turrillas hemos sido históricamente defensores de causas perdidas, hecho que por otra parte le otorga un cierto halo romántico.  
Para ello nada mejor que finalizar este apartado con otro notable Turrillas: Manuel Turrillas Ezcurra, músico y compositor inmortal nacido en Barasoain el año 1905. Durante cincuenta años fue miembro de la conocida banda “La Pamplonesa”. Autor de más de 400 composiciones  entre las que se incluyen pasacalles, zortzikos, jotas, auroras y pasodobles, fue considerado como un dinamizador y animador excepcional de las tradiciones, las fiestas y la cultura  pamplonesa y navarra. Y cómo no, fue autor del himno del Club Atlético Osasuna. Un dato curioso para quien lo desconozca: también don Manuel fue el autor del popular “A San Fermín pedimos por ser nuestro patrón…”, entonado por los mozos pocos minutos antes de los encierros de Pamplona.
El “Maestro Turrillas” falleció en la capital navarra en octubre de 1997.
Un dato interesante es que la semilla sembrada por el músico navarro no solo
dio vida a numerosas partituras musicales: también una de sus nietas, Alicia Griffiths Turrillas es una renombrada arpista que ha actuado con numerosas orquestas europeas.
Decir también que una de las hijas del compositor navarro, María Dolores Turrillas, es la esposa de quien fuera presidente del Gobierno Foral de Navarra, Juan Cruz Alli, cuyos hijos ostentan el Turrillas como segundo apellido.





   
Manuel Turrillas Ezkurra y su nieta Alicia Griffiths Turrillas; dos generaciones unidas por la sangre y la música. 

El apellido Turrillas
en Navarra, en Euskal Herria, y en el mundo.

El apellido Turrillas es muy poco común no solo en Euskal Herria sino también en el resto del mundo. En realidad somos pocos…pero bravos.
La Comunidad Autónoma de Navarra es la que registra un mayor número de personas con este apellido que ocupa el puesto 636 entre los más comunes en dicha comunidad donde están censadas 176 personas con Turrillas como primer apellido y 218 como segundo apellido. En Navarra se concentra prácticamente el 60% de los habitantes apellidados Turrillas en todo el estado.

Aparte de en Navarra, el mayor número de Turrillas se concentra en Donostia-San Sebastián y en Gipuzkoa donde según los datos que he podido conseguir en el Archivo Diocesano de Donostia-San Sebastián (Registros Sacramentales), todos los Turrillas gipuzkoanos descendemos del matrimonio formado por los navarros Eugenio Turrillas Landa y Martina Imirizaldu Belzungui: mis bisabuelos; padres de mi abuelo paterno, Carlos Turrillas Imirizaldu, nacido en Donostia en enero de 1873 y casado con la pasaitarra Gregoria Bordagaray Gamboa.
Según cuenta mi familia, el bisabuelo Eugenio tuvo la última diligencia que hizo el recorrido entre Iruñea-Pamplona y Donostia. Al afincarse en la capital guipuzcoana trabajó como chófer del duque de Mandas. Posteriormente compró un automóvil a motor que, cosas de la historia, fue el primer taxi a motor de Donostia –San Sebastián.
Tuvo seis hijos (cinco chicos y una chica) llamados Juan Julian, Francisca Guillerma, José María Antolín, Carlos (mi abuelo), Ramón y Juan Manuel Turrillas Imirizaldu.
Eugenio falleció en Donostia el 15 de noviembre de 1897, celebrándose los funerales en la basílica de Santa María del Coro.


Anuncio editado en la "Guía de Guipúzcoa" del año 1898.
Corresponde al comercio que en la calle Narrica de Donostia-San Sebastián
 poseía Francisca Turrillas Imirizaldu, hermana de  Carlos Turrillas Imirizaldu, mi abuelo. 


En el Territorio Histórico de Gipuzkoa están censadas 68 personas con Turrillas como primer apellido y 37 como segundo; esto es, el 22,82 de los habitantes apellidados Turrillas en el estado.
De estos sencillos números se deduce que prácticamente el 83% de los Turrillas del estado residimos en Navarra o en Gipuzkoa.

Además de estos territorios, también existen algunos Turrillas en Bizkaia, unos cuantos en Barcelona, Valencia  y otros pocos en Madrid, seguramente todos ellos de origen navarro. He podido constatar también, la existencia de varios Turrillas en París (de mi propia familia), Chile y  Argentina que, por cierto, espero lean este artículo sobre su apellido porque al fin y al cabo todos los “Turris” procedemos del mismo palo.   

Una Curiosidad
Además de la población navarra de Turrillas existe otra con el mismo nombre en la provincia de Almería pero que nada tiene que ver con nuestro apellido. Según he podido constatar, curiosamente en esa provincia andaluza no existe ninguna persona apellidada Turrillas.



Si eres un Turrillas…
Si eres un Turrillas, de primer o segundo apellido, vivas donde vivas, y dispones de información, datos, o anécdotas de interés sobre nuestra historia  y nuestra gente, estás invitado a colaborar a través de esta página. Todos los Turrillas tenemos cabida en ella.
Si lo deseas, tu nombre y contacto  pueden ser incluidos en un listado en el que todos los “Turris” tenemos un lugar.
Esta entrada será actualizada periódicamente con las informaciones recibidas.
Para comenzar inserto el primer paquete de Turrillas, el para mí más cercano: mi propia familia. Según vaya recibiendo información lo iré ampliando.


RAMA DESCENDIENTE  DE:
Eugenio Turrillas Landa (Iruñea-Pamplona).
Carlos Turrillas Imirizaldu (Donostia-San Sebastián).
José Turrillas Bordagaray  (Donostia-San Sebastián, asentado en Deba).

Nombre y apellidos                  Población de residencia       Contacto
Turrillas Aranzeta, Alex              Deba, Gipuzkoa                alex@kaioa.net
Turrillas Aranzeta, Ana               Donostia-SS , Gipuzkoa
Turrillas Aranzeta, José Luis      Anglet, Lapurdi
Turrillas Aranzeta, María José    Vitoria-Gasteiz, Araba
Turrillas Aranzeta, Cayetana      Donostia-SS, Gipuzkoa
Turrillas Aranzeta, Pablo            Deba, Gipuzkoa                pablo@kaioa.net
Turrillas Aranzeta, Inmaculada   Deba, Gipuzkoa
 
Turrillas González, Karlos           Deba, Gipuzkoa
Turrillas González,  Alex             Deba, Gipuzkoa
Turrillas Unhassobiscay, Jon      Anglet, Lapurdi
Turrillas Unhassobiscay, Ana     Anglet, Lapurdi
Turrillas Rodríguez, Malen         Deba, Gipuzkoa
Turrillas Rodríguez, Elene          Deba, Gipuzkoa

Echegaray Turrillas, Getari         Bilbao
Suinaga Turrillas, Patxi               Vitoria-Gasteiz
Suinaga Turrillas, Paul                Vitoria-Gasteiz
Abrahamsohn Turrillas, Irene      Donostia-San Sebastian
Calleja Turrillas, Paula                Deba, Gipuzkoa
Saa Turrillas, Lucia                     Deba, Gipuzkoa

RAMA DESCENDIENTE DE:  
Eugenio Turrillas Landa (Iruñea-Pamplona).
Carlos Turrillas Imirizaldu (Donostia-San Sebastián).
Casildo Turrillas Bordagaray  (Donostia-San Sebastián)
Apellidos y nombre                             Población                     Contacto
Turrillas Echegoyen, María José     Donostia-San Sebastián
Turrillas Echegoyen, Casildo           Donostia-S.S. (fallecido)
Turrillas Echegoyen, Tomás            Donostia-S.S. (fallecido)

Turrillas Ibañez, María José               Donostia-S.S.
Turrillas Ibañez, Carlos                              “
Turrillas Ibañez, Gloria                               “
Turrillas Las Heras, Arturo                         “
Turrillas Las Heras, Alberto                        “
Turrillas Las Heras, Eva                             “
Turrillas Las Heras, Tomás                  (fallecido)
Iturrizaga Turrillas, Agustín               Donostia-San Sebastián



RAMA DESCENDIENTE DE:
Eugenio Turrillas Landa (Iruñea-Pamplona)
Carlos Turrillas Imirizaldu (Donostia-San Sebastián).
Gregorio Turrillas Bordagaray (Donostia-San Sebastián, asentado en París. Tras ser hecho prisionero, murió fusilado en el cementerio de Cuenca junto a su hermano Carlos durante la última Guerra Civil. Se había alistado en París en las Brigadas Internacionales). 

Apellidos y nombre                            Población                        Contacto
Turrillas, Jacques                                      París
Turrillas, Monique                                      París


 


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