domingo, 9 de octubre de 2016

LOS SASIOLA, LOS CONDES DE PEÑAFLORIDA Y EL BLOODY MARY




Miembros de la Real Sociedad Bascongada de Amigos del País (Comisión de Bizkaia)
durante su visita a la iglesia de Santa María de Deba. 

A principios de septiembre recibí la llamada de una persona a la que siempre he admirado: el polifacético doctor Ricardo Franco Vicario. Entre los muchos cargos profesionales, culturales o lúdicos que ejerce, Ricardo es vocal de la comisión bizkaina de la Real Sociedad Bascongada de Amigos del País.
Según me comentaba , el motivo de su llamada era que dicha comisión bizkaina de “la Bascongada”, encabezada por su presidente Lorenzo Goikoetxea, había organizado una jornada de visita al Geoparque de la Costa Vasca cuyo espacio geográfico comprende los municipios de Mutriku, Deba y Zumaia. Uno de los actos programados para dicho día era la visita a la iglesia de Santa María de Deba, una joya declarada Monumento Nacional en 1931, recién instaurada la República. Ricardo me solicitaba hacer de cicerone en aquella visita guiada, solicitud a la que accedí muy gustosamente.


Llegado el día señalado,  24 de septiembre, la visita tuvo lugar tal y como estaba previsto. En ella, más que dar a conocer los aspectos artísticos del monumental templo, me centré en dar a conocer la historia de Deba y sus gentes a través de las cinco capillas góticas de las, en el pasado, más relevantes familias de la villa: los Andonaegui, Zubelzu, Irarrazabal, Sasiola y Aguirre.
El recorrido por las capillas, transcurría con normalidad - sobra decir que con gran atención de los notables visitantes-  cuando llegados a la capilla del linaje de los Sasiola y tras dar mis explicaciones sobre la histórica familia me propuse entretener a los oyentes con dos acertijos referentes a personajes de esa familia.
El primer acertijo consistía en que estos adivinasen la relación existente entre los Sasiola y la Real Sociedad Bascongada de Amigos del País, institución a la que todos ellos pertenecían. El segundo, algo más estrambótico que el primero, consistía en adivinar la relación entre los Sasiola de Deba y el conocido cóctel “Bloody Mary”, según los expertos, uno de los mejores remedios para aliviar la resaca alcohólica.


DE LOS SASIOLA A LA REAL SOCIEDAD BASCONGADA DE AMIGOS DEL PAÍS

Sepulcro de Martín Ochoa de Sasiola, "el Tesorero" del Condestable de Castilla.
Entre risas, sonrisas y cruces de miradas, y viendo que ninguno de ellos daba con las respuestas me lancé a desvelar ambos enigmas.
Apoyado en el sepulcro del debarra Martín Ochoa de Sasiola, quien fuera tesorero del Condestable de Castilla don Pero Fernández de Velasco, algo así como un Cristóbal Montoro pero a lo grande y con pedigrí nobiliario, comencé a desgranar la historia de quien hace quinientos años había sido enterrado en él.
Martín Ochoa de Sasiola estuvo casado con María Martínez de Zarauz, nacida en Getaria en la casa-torre conocida como de Zarauz, edificio en ruinas situado junto a la parroquia de esa localidad y cuyos muros exteriores aún se conservan.
 De los hijos de ese matrimonio, uno de ellos, llamado Rodrigo Sasiola y Zarauz contrajo matrimonio con una joven llamada Jordana Manuel de Arancibia Zaldivar, nacida en la legendaria torre de Arancibia en Berriatua.
 Uno de los hijos de la pareja, Martín Ochoa de Sasiola y Arancibia, casó con María Eguino Areisti, natural de Azkoitia.

 
Jordana Manuel de Sasiola Arancibia
La única hija de éstos, Jordana Manuel  Sasiola-Arancibia Eguino, llamada como su abuela paterna, se casó con Juan Munibe Ortiz de Otalora, natural de San Andrés de Etxebarria y posteriormente residente en su nueva torre de Markina. Con ese matrimonio se unían los linajes de Sasiola y Munibe, dos linajes fundidos en uno y del que con el paso del tiempo descendería Xabier María Munibe e Idiaquez, VIII conde de Peñaflorida y fundador de la Real Sociedad Bascongada de Amigos del País.             
Tras los comentarios y para reafirmar más aún mis explicaciones desvelé a mis atentos oyentes lo que hasta entonces les había ocultado: la capilla-sepulcro de los Sasiola, hasta fechas relativamente recientes también había sido conocida como capilla de los condes de Peñaflorida por ser ésta de su propiedad. No contento con ello y para ayudarles a acrecentar todavía más su interés sobre la historia de aquella capilla les hice un curioso comentario acerca de un conocido personaje de la política actual, descendiente de los linajes  de Sasiola y Munibe. Se trataba del ex alcalde de Vitoria-Gasteiz y ex ministro  Alfonso Alonso Aranegui cuya familia, muy ligada aún al pueblo de sus orígenes,  es la propietaria de una de las casas más históricas y antiguas de Deba: la casa torre de Maspe.


DE LOS SASIOLA AL BLOODY MARY
La segunda de las adivinanzas:  el nexo entre los Sasiola  y el mundialmente conocido cóctel Bloody Mary dejó perplejos a los ilustres visitantes. Al ver que nadie daba con la respuesta, me dispuse a desvelarla.
Otro miembro de esa poderosa familia, Jofre Ibañez de Sasiola “el Bachiller”, pariente del “Tesorero” Sasiola allí enterrado, además de alcalde de Deba e importante mercader, fue miembro del consejo real de Castilla-León durante el reinado de los Reyes Católicos y primer embajador del reino castellano en Londres, cargo que ostentó en la capital inglesa en dos ocasiones; la primera en 1483, la segunda en 1491.
Estando a punto de jubilarse, los Católicos Reyes le encomendaron una última e importante misión: hacer de casamentero. La operación consistía en conseguir que el príncipe de Gales, Arturo Tudor, se casase con Catalina de Aragón, la hija pequeña de los reyes Isabel y Fernando.

Catalina de Aragón
Buenas y efectivas debieron ser las gestiones del ex alcalde de Deba para conseguirlo ya que en noviembre de 1501 se celebraba la boda entre los jóvenes príncipes. Pero lo que son las cosas. A los cinco meses de la boda muere Arturo y la joven castellana queda viuda. Pasarán siete largos años hasta que Catalina vuelva a casarse, esta vez con el hermano menor de Arturo, el rey Enrique VIII. Con él tendrá una hija: la futura reina de Inglaterra, María Tudor.
No andaban bien las cosas en Inglaterra por entonces debido al cisma con Roma y a la implantación del anglicanismo, lo que conllevó la muerte de numerosos clérigos y nobles fieles a la Iglesia Católica, Apostólica y Romana. Recordemos a Sir Thomas More, más conocido como Santo Tomás Moro, ajusticiado en la torre de Londres por orden de Enrique VIII tras ser acusado de alta traición al no prestar juramento a la Iglesia anglicana y oponerse al divorcio del rey con Catalina de Aragón.
Aquel baño de sangre debió quedar grabado en la mente de la joven heredera María, tan ferviente católica o más que su “Católica” y castellana abuela Isabel o su madre Catalina. Aquel fervor haría que tras acceder al trono, María se propusiese dar la vuelta a la tortilla no encontrando mejor forma de hacerlo que realizar una sangrienta escabechina entre quienes habían seguido a su padre Enrique y asesinado a toda una legión de opositores. Dicha escabechina le sirvió para que los anglicanos le adjudicasen el nada cariñoso apelativo de “Bloody Mary”  (María la Sanguinaria).

María Tudor
Y así llegamos al coctel  Bloody Mary, inventado según dicen en 1921 por el barman Fernand Petiot,  del establecimiento parisino “Nueva York”; un coctel elaborado a base de zumo de tomate y tan rojo como la sangre de los anglicanos ejecutados por orden de la reina María de Inglaterra y llamado así en honor de ésta.
Resumiendo: si Jofre, el ex alcalde de Deba miembro del Consejo Real de Castilla y embajador en Londres no hubiese realizado la gestión para casar en Inglaterra a la hija pequeña de los Reyes Católicos con Arturo, Príncipe de Gales, y más tarde con su hermano Enrique VIII, no habría nacido María Tudor, con lo que lógicamente tampoco habría corrido la sangre de numerosos anglicanos y la simpática María jamás hubiese sido apodada Bloody Mary y ,en consecuencia, el cóctel así llamado es posible que hubiese existido, pero eso sí … con otro nombre. 

                                              


EPÍLOGO
Lo pasamos muy bien en aquella visita, tanto ellos como yo. La pena es que tuvimos que andar ligeros pues la marea estaba subiendo y todavía les quedaba visitar la rasa mareal en el tramo de Zumaia. Aún así todavía nos quedó tiempo para la fotografía de rigor ante la monumental portada de santa María y para tomar un café.
Quedamos en que volverían otro día.
Y efectivamente, ayer contactaban conmigo vía correo electrónico, Xabier Orue-Etxebarria y Estíbaliz Apellaniz. Me comunican que vuelven el 15 de octubre, esta vez con una cuadrilla de amigos bizkaitarras. Serán bienvenidos.